La eternidad
Nos distinguimos de otras criaturas -como por ejemplo de los animales- por varias características, entre ellas, el hecho que tenemos conciencia, razonamiento y capacidad de análisis avanzados, el expresar sentimientos como el amor, y el hecho que reconocemos qué hay un dios o un ser superior independientemente de la creencia que tengamos.
El ser humano tiene la eternidad guardada dentro de si, esto es, que el hombre es capaz de entender que al morir hay algo mas allá y no acaba todo ahí. Tendemos a entender qué hay vida después de la muerte y esto es un sentir, creencia o idea que es independiente de la sociedad a la que pertenezcamos, creencia religiosa, estatus social, o época humana....
Sin embargo no tenemos prueba humana de realmente qué hay “al otro lado” -como decimos coloquialmente-. Tenemos evidencias científicas? Alguien se ha comprobado que haya muerto, y vuelto a la vida? Hay muchas hipótesis, algunas personas que dicen que han muerto y han dado sus testimonios, pero, a ciencia cierta no tenemos claridad. De todas formas Jesús si nos dio claramente referencias sobre este tema, si creemos en lo que él nos dice, tenemos de donde partir y certeza basada en su autoridad como hijo de Dios.
Después de partir que hay?
La Biblia indica que el ser humano muere una vez y luego de esto vendrá el juicio de Dios:
Hebreos 9:27 “Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio,”
De aquí claramente entendemos que no existe un lugar como el "purgatorio", de hecho en ninguna parte de la Biblia se hace referencia a él. De igual forma este pasaje bíblico hace que descartemos la creencia de la reencarnación.
Jesús en una de sus enseñanzas mas famosas señaló:
Lucas 16:11-31:
El rico y Lázaro
»Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y cada día celebraba espléndidos banquetes. Había también un mendigo llamado Lázaro, que lleno de llagas pasaba el tiempo echado a la puerta de aquél, ansioso de saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico, y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Llegó el día en que el mendigo murió, y los ángeles se lo llevaron al lado de Abraham. Después murió también el rico, y fue sepultado.
Cuando el rico estaba en el Hades, en medio de tormentos, alzó sus ojos y, a lo lejos, vio a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces gritó: “Padre Abraham, ¡ten compasión de mí! ¡Envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y me refresque la lengua, porque estas llamas me atormentan!” Pero Abraham le dijo: “Hijo mío, acuérdate de que, mientras vivías, tú recibiste tus bienes y Lázaro recibió sus males. Pero ahora, aquí él recibe consuelo y tú recibes tormentos. Pero, además, hay un gran abismo entre nosotros y ustedes, de manera que los que quieran pasar de aquí a donde están ustedes, no pueden hacerlo; ni tampoco pueden pasar de allá hacia acá.”
Aquél respondió: “Padre, entonces te ruego que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, donde tengo cinco hermanos, para que les advierta, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.” Pero Abraham le respondió: “Pero ellos tienen a Moisés y a los profetas. ¡Que los escuchen!” Y aquél contestó: “No lo harán, padre Abraham. Pero si alguien de entre los muertos va a ellos, sí se arrepentirán.” Abraham le dijo: “Si no han escuchado a Moisés y a los profetas, tampoco se van a convencer si alguien se levanta de entre los muertos.”»
Aquí vemos que luego de la muerte el ser humano se dirige de forma consciente a un destino específico ya sea uno de descanso y paz, o uno de tormento y dolor.
Ante esta impactante verdad tenemos esta otra promesa y gran verdad, también recitada por el mismo Jesús:
Si ustedes no creen, es porque no son de mis ovejas. Las que son mis ovejas, oyen mi voz; y yo las conozco, y ellas me siguen. Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Somos perdonados de nuestros pecados por su muerte en la cruz, por gracia por la sangre derramada en sactificio por nosotros.
ResponderBorrar